Han sido utilizados por los chinos como parte de su rutina de belleza hace más de 100 años, prometen cambiar la apariencia de tu cara, pues ayudan a tener una piel con mayor elasticidad, minimizar el tamaño de los poros, eliminar toxinas, favorecer la circulación sanguínea, reducir arrugas y acné, deshinchar después de tomar alcohol o desvelarte, entre otros.
¿Lo mejor? La luminosidad que le dan a tu piel.
- Reduce la hinchazón de la cara.
- Ayuda a drenar las toxinas de la piel e incrementar la circulación de la sangre.
- Relaja los músculos faciales, oxigena la piel, reduce arrugas y favorece la circulación sanguínea.
- Da una piel más joven, luminosa y suave.
- Reduce las ojeras, líneas de expresión y los poros dilatados.
- Da oxígeno a la piel.
- Elimina toxinas y aumenta la circulación.
- Como aporta oxígeno a la piel, da una apariencia “radiante” y saludable.
- Mejora la elasticidad de la piel.
- Actúa como sanador emocional y reduce el estrés.
- Reduce la piel opaca, la tensión y el acné.
Puedes utilizarlo con tu crema de noche para masajear, con aceites esenciales o tenerlo en el congelador para usarlo frio.